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Alimentación neutropénica
Alimentación neutropénica

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Los tratamientos oncológicos pueden alterar los valores normales de las células en sangre. Entre las afecciones posibles, se encuentra la neutropenia, que es un recuento bajo de los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos que combaten las infecciones; especialmente aquellas causadas por hongos y bacterias.

Alimentación Neutropénica

 

Este debilitamiento del sistema inmunológico hace que el organismo sea más vulnerable a las enfermedades e infecciones, y por ende menos proclive a la funcionalidad del tratamiento. En el caso de padecer neutropenia es importante prestar atención a cualquier síntoma anómalo que se presente, para detectar una posible afección y atenderla en tiempo y forma. Asimismo, hay que revisar la forma de incorporar los alimentos, y tomar ciertas medidas de cuidado e higiene que puedan reducir las enfermedades que se transmiten por esta vía.  

La alimentación neutropénica implica llevar adelante una nutrición saludable, completa y baja en bacterias, es decir, que excluya alimentos que sean susceptibles a contener microorganismos que provocan infecciones; por ejemplo, los productos frescos o crudos son más proclives a contener bacterias que puedan afectar al organismo.  

Para poder llevar adelante este plan de alimentación hay que tomar ciertos recaudos, en línea a tres ejes principales: 

Selección

  • No comprar alimentos con envoltorio o packaging dañado, ni congelados que se encuentren conservados en espacios cargados de productos y que no mantengan la temperatura correcta o cadena de frío. .  
  • En el caso de comprar comida preparada, elegir opciones solo en lugares de confianza que mantengan una correcta higiene y seguridad en alimentos.   
  • Verificar siempre las fechas de caducidad y corroborar el detalle en las etiquetas.  
  • Evitar ingerir alimentos en crudo, como jugos con trozos de fruta o infusiones en frío. 
     

Preparación:  

  • Mantener una correcta higiene personal: lavarse las manos con frecuencia, en especial después de ir al baño, antes de manipular alimentos, comer o después de tocar animales.  
  • Mantener una minuciosa higiene de superficies y lugares de contacto: desinfectar correctamente las superficies al igual que trapos, esponjas, tablas y todos los utensilios de cocina. Utilizar toallas o papeles desechables para secado de manos, utensilios y vajilla. Lavar las latas con agua caliente y detergente. Evitar la contaminación cruzada entre alimentos crudos y cocidos al lavar las tablas y utensilios. 
     

Conservación:  

  • Mantenimiento de alimentos: dejar enfriar las preparaciones una hora en la mesa para luego conservarlas en frío. Para su mejor conservación, lo ideal es que el refrigerador mantenga una temperatura entre los 0° y 5°C, y el freezer por debajo de los 18°C. Descongelar los alimentos en la heladera, y no volver a congelar un alimento ya descongelado (a no ser que se lo haya cocinado previamente).  
  • Ubicación en la heladera: guardar los alimentos cocidos en la parte superior de la heladera y abajo los frescos, para que puedan conservar la humedad y preservarse por más tiempo.  
     

Alimentos a evitar: 

  • Verduras crudas. 
  • Jugos naturales, infusiones en frío o aguas saborizadas caseras con trozos de fruta. 
  • Panes o cereales que contengan frutas secas crudas. Pastas al huevo o rellenas.  Panificados, postres o facturas con rellenos de crema no refrigerados. 
  • Lácteos fermentados, sin pasteurizar o correctamente refrigerados. 
  • Carnes, mariscos o embutidos crudos. 
  • Encurtidos y hierbas frescas.  
     

Cuando el sistema inmune se ve alterado, es más susceptible a las infecciones. Con buenas prácticas en la selección, preparación y conservación de los alimentos, se puede evitar su contaminación;  prevenir en definitiva enfermedades evitables y mantener en equilibrio el organismo colaborando de esta forma con el tratamiento hacia una pronta recuperación.   

El siguiente material no pretende sustituir en ningún caso las consultas en tu visita médica, ante cualquier duda consulta con tu médico. 

Referencia

Leticia Radavero (Lic. en Nutrición. MN3140)


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