Las enfermedades infecciosas son producidas por diferentes microorganismos (bacterias, virus, parásitos u hongos) que pueden ingresar al organismo por la vía respiratoria, digestiva o por contacto. El sistema inmunológico está constantemente a la defensiva de estos gérmenes externos y agentes internos, pero cuando se encuentra comprometido por el padecimiento de afecciones o tratamientos paliativos, el cuerpo está más expuesto y es más propenso a sufrir contagios.
Los tratamientos oncológicos debilitan al organismo, reducen los glóbulos blancos (encargados de combatir infecciones) en sangre y en consecuencia aumenta las posibilidades de contraer enfermedades. Es por ello, que es muy importante prestar atención a los síntomas que se presenten para poder identificar si se trata de una posible infección y así atenderla en forma rápida y adecuada.
La fiebre es uno de los signos más frecuentes cuando se produce una infección y algunas veces es el único. Pero también pueden ser escalofríos, sudores frecuentes, tos, dolor de garganta o úlceras en la boca; aumento del volumen de orina, ardor o dolor al orinar, secreción vaginal inusual o irritación en la vagina o también enrojecimiento, dolor o inflamación en cualquier parte del cuerpo.
Adquirir hábitos de higiene y adoptar medidas que puedan evitar la propagación de microbios son estrategias clave para prevenir infecciones evitables.
Lavado de manos
Las manos están en constante exposición a diferentes superficies y patógenos invisibles al ojo humano. Su lavado frecuente es una de las medidas preventivas más sencillas y a la vez más efectivas para evitar que un agente externo pueda ingresar y dañar al organismo. Es un acto individual pero también necesario para todos los convivientes de esa persona. Para mantener una correcta higiene, hay que lavar ambas manos cubriendo palmas, dorso, dedos y espacios interdigitales; con agua y jabón durante 30 segundos. Tener presente este hábito sanitario en diferentes situaciones como antes y después de cocinar alimentos o comer, después de ir al baño o limpiar excrementos de mascotas; así como también después de sacar la basura o toser y estornudar.
Vacunas
Las vacunas son una de las medidas sanitarias preventivas que más beneficios ha producido en relación a la prevención de enfermedades; ya que incitan al sistema inmunológico a generar anticuerpos para defenderse de un agente infeccioso. Completar el calendario de vacunación dispuesto por los organismos de salud es de suma importancia para evitar adquirir enfermedades evitables, y más aún para aquellas personas que se encuentren inmunodeprimidas pudiendo necesitar refuerzos o dosis extra para fortalecer ese esquema sanitario.
Higiene bucal
Mantener una buena salud bucodental es clave también para evitar posibles infecciones. El odontólogo es quien establecerá las medidas específicas, pero en líneas generales para llevar adelante una adecuada higiene de la cavidad oral es conveniente cepillarse los dientes luego de cada comida, con un cepillo de cerdas suaves para no lastimar las encías. Las personas que padezcan mucositis (inflamación y dolor de la mucosa de la cavidad oral) tienen que realizarse buches con solución salina cuatro a seis veces al día (previa consulta con el especialista). A su vez, es muy importante mantener limpias las prótesis dentarias luego de retirarlas, ya que pueden convertirse en posibles vectores de agentes infecciosos.
Cuidado de la piel
La piel es otra vía frecuente de ingreso de microbios. Llevar adelante hábitos adecuados de cuidado es clave para evitar laceraciones y que los microbios puedan infectar al organismo, para ello es importante higienizarse diariamente y prevenir lesiones. Utilizar cremas hidratantes, no cortar ni morderse las cutículas de las uñas y secar correctamente las zonas de pliegues en el cuerpo (como las ingles, debajo de las mamas o axilas) puede evitar la aparición de grietas y lastimaduras que sean proclives a agentes infecciosos.
Agua y alimentos seguros
Los alimentos son seguros cuando no son portadores de microbios. Para ello es importante llevar adelante una alimentación completa y saludable, y adoptar hábitos de cuidado e higiene adecuados: consumir agua potable, mineral envasada o hervida durante 1 minuto; evitar alimentos crudos o poco cocidos, y quien los manipule debe hacerlo en un lugar limpio y también provisto de las medidas sanitarias necesarias para evitar que la comida sea el canal de posibles enfermedades.
Convivientes y visitas
Cuando una persona se encuentra inmunodeprimida debe evitar todo contacto con personas que se encuentren atravesando alguna enfermedad viral. A su vez es conveniente que también restringa el vínculo con personas que por haber sido vacunadas contra la varicela presenten lesiones en piel y/o o niños que hayan sido vacunados con polio oral (OPV) o Sabin dentro de las tres a seis semanas de haber recibido la dosis, por el riesgo de que puedan transmitir el virus.
Este conjunto de acciones destinadas a mitigar el avance de procesos infecciosos es también parte de los cuidados paliativos a tener en cuenta durante un tratamiento oncológico. Es un enfoque proactivo que se adelanta a potenciales inconvenientes y se orienta a garantizar una mejor posibilidad de recuperación mediante hábitos saludables y una salud óptima. Por ello es clave prestar atención a cada signo no frecuente del cuerpo y realizar una pronta consulta para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuado.