Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico tratante.
A continuación, te presentamos las dudas más frecuentes y sus respuestas correctas. ¡Informarse es la clave para siempre contar con la mejor salud posible!
¿Quiénes tienen mayor riesgo de padecer una enfermedad neumocócica?
La enfermedad neumocócica es común en niños pequeños, pero los adultos mayores tienen mayor riesgo de una enfermedad grave y posiblemente mortal. ¡Las vacunas son la mejor manera de prevenir! (1)
¿Qué es la neumonía y qué la causa?
La neumonía es una infección de los pulmones que puede causar una enfermedad de leve a grave en personas de cualquier edad y puede ser causada por virus, bacterias y hongos. El Streptococcus Pneumoniae (neumococo) es una causa frecuente de la neumonía bacteriana. Esta bacteria puede causar una gran variedad de infecciones, como la Neumonía, que se conocen como Enfermedad Neumocócica (2).
¿Es tratable la neumonía?
La neumonía con frecuencia se puede prevenir y por lo general se puede tratar (2).
¿Tienen las vacunas efectos secundarios perjudiciales y de largo plazo?
Las vacunas pasan por procesos científicos rigurosos para garantizar que son seguras y son monitoreadas continuamente. El riesgo de efectos a largo plazo de enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y la poliomielitis es mucho mayor.
Algunas personas pueden experimentar efectos secundarios a corto plazo a la vacunación, como dolor en el lugar de la inyección, fiebre de bajo grado, malestar general o erupción cutánea (3).
¿Las vacunas causan autismo?
No. No hay evidencia de ningún vínculo entre ninguna vacuna y el autismo o trastornos autistas. Asimismo, no existe asociación entre la vacuna contra el sarampión, la rubéola, y las paperas (SRP) y el autismo (3).
¿Las vacunas contienen ingredientes peligrosos y tóxicos?
No. Aunque los ingredientes en las etiquetas de las vacunas pueden verse intimidantes (p.ej. mercurio, aluminio o formaldehído), usualmente se los encuentra naturalmente en el cuerpo, en la comida que consumimos y en el medio ambiente a nuestro alrededor – por ejemplo, en el atún.
Además, las vacunas pasan por ensayos científicos, así como procesos de certificación con la OMS y organismos nacionales de reglamentación para garantizar que sean seguras y eficaces (3).
¿Debo vacunarme si las enfermedades prevenibles por vacunación son poco comunes o no existen en mi país?
Sí. Deberías recibir todas las vacunas recomendadas por el programa nacional de inmunizaciones. Aunque las enfermedades prevenibles por vacunación se han vuelto poco comunes en muchos países, gracias a la vacunación, los virus y las bacterias que las causan continúan circulando en algunas partes del mundo.
La vacunación es la mejor manera de evitar que las enfermedades se propaguen y alcanzar la inmunidad comunitaria. Como resultado, toda la comunidad está protegida, incluso aquellos que no son inmunes (3).
¿Pueden las vacunas contener microchips que permitan a los gobiernos u otros en posiciones de poder rastrear a aquellos que se vacunen?
No. Absolutamente ninguna vacuna contiene microchips, que permitan a los gobiernos o a cualquier otra entidad en el poder rastrear a las personas (3).
Si el agua limpia y el buen lavado de manos detiene la propagación de enfermedades, ¿necesito vacunarme?
Sí. Si bien una mejor higiene, lavado de manos y agua limpia ayudan a proteger a las personas de enfermedades infecciosas, muchas otras pueden propagarse a través de otros medios, independientemente de lo limpia que sea una persona o su entorno (3).
Si te cuidas y tienes buena salud, ¿es necesaria la vacuna?
Las personas pueden mantenerse sanas, sin embargo algunas pueden tener mayor riesgo de enfermar, por ejemplo el tener 65 años o más, coloca automáticamente a una persona dentro de los factores de riesgo para enfermedades como la neumonía neumocócica. Y si es que la persona tiene alguna enfermedad crónica, también se le considera que está en el grupo de riesgo (4).
Otros factores de riesgo (4) son:
● Los que consumen alcohol en exceso.
● Los que fuman cigarrillos.
● Los que tienen ciertas afecciones o cierto estado específico, por ejemplo:
○ Enfermedades del corazón, del hígado o de los riñones crónicas.
○ Enfermedades pulmonares crónicas (incluidas la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el enfisema y el asma).
○ Diabetes.
○ Afecciones que debilitan el sistema inmunitario (VIH/sida, cáncer, o daño o falta de bazo).
○ Implantes cocleares (dispositivos electrónicos que permiten que algunas personas puedan oír).
○ Pérdida de líquido cefalorraquídeo (un problema de salud en el que hay pérdida del líquido que rodea y protege el cerebro y la médula espinal).
Si te identificas o conoces a personas de tu entorno que son adultos mayores, o que sufren algunas de estas afecciones, el COVID-19 no es la única amenaza. Consulta con un médico acerca de la vacunación neumocócica.
Muchas personas que no fueron inmunizadas en el pasado llevaron una vida larga y saludable. Por lo tanto, no existe una necesidad real de vacunación.
Falso. Antes de que se introdujera la vacuna contra el sarampión, más del 90% de las personas estaban infectadas cuando llegaban a la edad de 10 años. Hasta 1 de cada 1.000 casos de sarampión es fatal. Muchos de los que sobrevivieron a la enfermedad sufrieron consecuencias graves y en ocasiones, para toda la vida (5). Aún cuando las enfermedades prevenibles con vacunas pueden ser leves en algunos casos, es mejor estar protegido pues nunca se puede saber con qué severidad te puede afectar una enfermedad.