El PSA y el tacto rectal son algunos de los diferentes métodos diagnósticos para determinar si se tiene esta enfermedad. Conoce en detalle más sobre la detección.1,2
El cáncer de próstata puede diagnosticarse a través de los siguientes métodos de evaluación. ¡Vamos a repasarlos a continuación!1,2
PSA
El cáncer de próstata se sospecha en ocasiones a partir de un resultado alterado de valores del PSA (antígeno prostático específico, en inglés). Esta proteína es producida por la próstata y puede medirse en sangre. Suele solicitarse como prueba de detección antes de que se presenten los síntomas, o bien, cuando se sospecha tener cáncer de próstata debido a ciertas manifestaciones.
Aunque no se ha determinado un valor que pueda asegurar el diagnóstico, si el nivel resulta >4 ng/mL, el médico puede pedir estudios adicionales. El PSA puede ser medido regularmente, y si su nivel aumenta (especialmente >10 ng/ml), la causa podría ser cáncer de próstata.1,2
Tacto rectal
Otro método de evaluación ante la sospecha de cáncer de próstata, especialmente cuando los valores de PSA están elevados, es el tacto rectal. En este estudio, el médico evalúa la presencia de bultos o áreas de mayor dureza en la próstata, mediante la palpación con un dedo. La prueba puede generar malestar, pero no suele provocar dolor, y es breve.2
Si efectivamente existe, a partir del PSA y el tacto rectal, la sospecha de cáncer de próstata, esto se puede confirmar o descartar mediante distintos estudios. Primero, la ecografía transrectal y la resonancia magnética nuclear pueden identificar una lesión sugestiva, y en ese caso permiten guiar la biopsia. Estas técnicas de imagen no utilizan ningún tipo de radiación sino ultrasonido, ondas de radio e imanes. El diagnóstico confirmatorio de este tumor requiere extraer una pequeña muestra del tejido (biopsia). Esta muestra es tomada generalmente por un urólogo, y analizada al microscopio por un patólogo.1, 3-5
¿Cómo se estudia la biopsia?
La muestra obtenida en la biopsia se analiza por anatomía patológica, y se establecen los resultados mediante el puntaje de Gleason, que indica la probabilidad de que este cáncer se disemine. Esta escala va del 1 al 5 (de menor a mayor riesgo), según cómo se vean las células en el microscopio; similares o completamente distintas de las normales de la próstata.1,3
Es posible que en la misma próstata haya áreas con distintos grados de afección por el tumor, por lo que se asigna un grado para cada una de dos áreas que constituyen la mayor medida del tumor. Según si el puntaje de Gleason (al sumar los grados de estas dos áreas) es <6, de 7 o de 8-10, se define a los tumores como bien (bajo grado), moderadamente (grado intermedio) o poco diferenciados (alto grado), respectivamente.1,3
¿Qué otra información puede aportar la biopsia?
Además del análisis al microscopio, es posible realizar estudios genéticos sobre la biopsia que se le hizo al tumor, tales como las mutaciones en genes BRCA. Las mismas tienen implicancias importantes para el tratamiento, particularmente, en casos de alto grado y cuando el tumor se ha diseminado o es resistente a la castración.1
Ante un diagnóstico positivo se realizan pruebas adicionales para establecer una clasificación por “estadíos” (estadificación). Estas incluyen nuevas resonancias magnéticas, tomografía computarizada (y por emisión de positrones, PET) o centellograma óseo. Estos métodos analizan el tamaño de la lesión de la próstata y buscan probables diseminaciones a zonas cercanas (como las vesículas seminales) y posibles implantaciones del tumor en otras partes del cuerpo (metástasis).1,3,5
Por su parte, en el centellograma y el PET se administra una dosis pequeña de radiación para buscar áreas de hueso a la que pueda haberse extendido el tumor. En ocasiones, aunque no es muy común, pueden biopsiarse o removerse para estudio ganglios cercanos a la próstata. Por último, según el estadío, el médico puede indicar un tipo de tratamiento u otro.1,3,5