La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel común en pacientes pediátricos, puesto que afecta del 10% al 30% de niños(as) en todo el mundo1.
Los pacientes con resolución aparente de dermatitis atópica durante la infancia pueden tener una reaparición de los síntomas en la adolescencia1.
Por su parte, los síntomas de la dermatitis atópica pueden exacerbarse con el calor y la sudoración de los adolescentes cuando realizan deportes o actividades extracurriculares1.
Diagnóstico
Se trata de un diagnóstico clínico, donde el médico observará el prurito y la ubicación de la dermatitis que está afectando2.
En los niños y niñas, la dermatitis atópica puede presentarse en áreas de flexión, en bebés en mejillas o áreas extensoras2.
El profesional además evaluará si posee piel seca, sufre de asma o tiene antecedentes de atopia, entre otras afecciones posibles2.
Aparición temprana
La dermatitis atópica es frecuente que aparezca durante la infancia, a partir de los 3 años de vida, aunque también puede presentarse luego, incluso en edad adulta2.
Los niños y niñas con piel atópica nacen con la última capa de la piel, a la cual se la denomina córnea, alterada2.
Los defectos en sus proteínas hacen que la piel colapse, aparezcan poros y rendijas que evaporan rápidamente el agua de la piel, secándola y favoreciendo las infecciones2.
Dermatitis atópica en niños
En los lactantes, la afección se presenta en zonas del cuerpo como cara, pliegues y tronco, mientras que en niños aparece en flexuras, como codos y rodillas2.
Además, la dermatitis puede causarse en niños por alergia a un alimento, aunque si se quita el mismo los brotes pueden continuar por otros desencadenantes2.
Por su parte, los niños y niñas con dermatitis atópica poseen mayor susceptibilidad que otros niños de padecer infecciones de la piel2.
Dermatitis atópica en la adolescencia
Durante la adolescencia, los pacientes con dermatitis atópica pueden empeorar sus síntomas en el aumento de ansiedad y estrés causado por presiones académicas1.
También, el valor de la autoimagen y el esfuerzo de ser aceptados por sus compañeros, constituyen una carga significativa en el paciente con dermatitis atópica 1.
La apariencia de piel seca e inflamada puede aislar a los adolescentes, dando lugar a la asociación frecuente de dermatitis atópica con consecuencias psicosociales1.
Esto se debe a que el estado de ánimo se ve afectado por las manifestaciones físicas visibles de la enfermedad, generando problemas familiares, escolares y sociales1.
Dificultades
La calidad de vida de los menores con dermatitis atópica puede tener efectos importantes, como el mal descanso, la dificultad de concentración o la baja autoestima por lesiones visibles2.
Además, pueden mostrarse retraídos y tristes si la dermatitis atópica se agrava, así como sufrir sobreinfecciones por bacterias si no realizan el tratamiento indicado2.
Para prevenir la aparición de otros síntomas de atopia como el asma o la rinitis, la piel deberá mantenerse controlada2.
Cuidados
Los cuidados diarios de la piel comprenden:
● Tomar un baño o ducha corta a diario y con agua tibia, para disminuir el picor intenso y limpiar la piel2.
● Utilizar jabones que no contengan fragancias, enjabonando partes del cuerpo como manos, pies, axilas y genitales2.
● Evitar frotar la piel con esponjas, las cuales pueden hacer más defectuosa la función barrera de la piel2.
● Secar el cuerpo sin frotar e hidratar la piel con cremas tópicas, los cuales se encuentran disponibles en el mercado2.
● Colocar cremas hidratantes de dos a tres veces por día y evitar el uso de lociones con alcohol que causan irritación2.
● Lavar la ropa con jabón poco perfumado, no usar suavizante y evitar prendas de lana, polar, lycra, fibras sintéticas o poliéster2.
● Usar calzados aireados, preferentemente calzado de piel o tela, para evitar que se produzca sudoración en el pie2.
● Evitar el contacto con arena, material de construcción, hierbas o tierra, cuidarse del cloro de las piscinas y moderar la exposición al sol 2.
En bebés a menudo se aconseja cambiar los pañales con frecuencia, a fin de evitar las maceraciones de la piel2. Ante toda duda, se recomienda siempre consultar al médico.